Lo del dia del Madrid ha sido una demostración de buen fútbol, de ganas, de pensar únicamente en nosotros obviando al contrario y de tener siempre fe en la victoria.
Esa noche hemos visto al equipo del arte y el salero, al equipo que nunca se rinde.
La Bombonera ha rugido como en las grandes noches y no ha bajado nunca los brazos viendo a once gladiadores dándolo todo por un escudo.
Ha sido un partido para grabar y repasarlo una y otra vez, mostrándolo como ejemplo de fútbol pero, eso sí, como ejemplo de como no rematar al contrario.
Si el fútbol fuese justo, el resultado esa noche sería de 5-1. No recuerdo a un equipo fallando lo que hemos fallado nosotros esa noche.
Una chica que estaba sentada a mi lado me decía que yo no disfrutaba del partido y mi respuesta ha sido clara: los partidos se disfrutan al final.
El equipo ganaba, pero en el ambiente se respiraba inquietud viendo que no llegaba el segundo.
Y como era de esperar, ellos sacaron una falta e hicieron el empate
Pero esta vez el fútbol ha sido justo y, cuando más cerca estaban ellos de llevarse el partido, Renato puso las cosas en su sitio.
Ha sido pitar Iturralde e invadirme una sensación de tranquilidad y alegría indescriptibles.
Entonces sí, era el momento de disfrutar.
Y vaya si hemos disfrutado.
Cánticos, abrazos, gente (entre ellos yo) saltando encima de las mesas y felicidad, mucha felicidad.
Fue una noche redonda, una victoria para saborearla con gusto y un partido para sentirse orgulloso de nuestro equipo.
Ya lo decía en la previa: tocaba noche grande en Nervión
Y no ha sido grande, ha sido ENORME.
El sueño continúa.
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